Interés simple
El interés simple es, por definición, la tasa de interés aplicada sobre un capital origen que permanece constante en el tiempo y no se añade a periodos sucesivos. El interés simple se aplica para los pagos o cobros relacionados con el dinero que se usará durante un lapso determinado. Es importante saber que el interés simple se calcula únicamente sobre el capital inicial, sin importar si se relaciona con pagos sobre préstamos o cobros sobre depósitos.
En términos generales, el interés simple representa los intereses generados por un capital inicial dentro de un periodo de tiempo previamente establecido, sabiendo que no se podrán acumular ni se podrán reinvertir posteriormente. En suma, el interés simple es el interés que se cobra directamente sobre la cantidad total del capital tomado por un lapo específico.
Es importante tomar en cuenta que el interés simple siempre va sobre el capital acordado en un inicio, pues los intereses que se van generando a lo largo del tiempo no se capitalizan. Además, es fundamental que tengamos presente que el interés simple solo se cobra en función del uso de fondos y su cálculo no es complejo. El interés simple suele pagarse sobre la cantidad inicial del crédito y su cálculo es lineal, pues el capital permanece estático y no sufre modificaciones con el paso del tiempo.
Para calcular el interés simple, se utiliza la siguiente fórmula: P*R*N (Principal * Tasa * Número de Años).
El interés simple se mantiene estable a lo largo del tiempo, por lo que es fácil calcularlo y saber qué esperar del proceso. El interés simple se aplica a la cantidad inicial acordada, sin importar la duración, es decir, no hay un interés agregado al capital productivo. En términos sencillos, el interés simple se utiliza para solucionar problemáticas financieras relacionadas con la proporcionalidad.