Insolvencia

Insolvencia

La insolvencia, por definición es la incapacidad de pagar una deuda, es decir, cuando una persona no cuenta con los recursos suficientes para cumplir con sus obligaciones fiscales a través de medios líquidos. Una persona se considera insolvente cuando no puede pagar sus gastos y deudas. 

Hay distintos tipos de insolvencia, pues todo depende de las circunstancias y del tipo de deuda existente. La insolvencia de flujo de caja o efectivo surge cuando la persona, física o moral, no puede pagar lo que debe, ya sea por falta de recursos o por falta de estrategias. La insolvencia de balance se genera cuando una persona o empresa no puede pagar el total de sus deudas y puede entrar en un estado de bancarrota. A través de negociaciones, se puede solucionar la problemática sin crear conflictos adicionales. La insolvencia contable se da cuando los pasivos totales son mayores a los activos totales. 

Es importante saber que existen dos tipos de deudores, pues es distinto cuando el deudor es una persona física o una persona moral. Cuando hablamos de personas físicas, la insolvencia permite renegociar o cancelar la deuda a través de la demostración del estado de insolvencia. Cuando se trata de una persona moral, es importante que se llegue a un acuerdo, pues, de lo contrario, la empresa puede quebrar. Existen otros tipos de insolvencia, los cuales varían desde el patrimonio del deudor, el proceso y la resolución judicial. 

La insolvencia puede tener graves consecuencias, pero siempre existe la manera de enfrentar las dificultades y solucionar la problemática a través de negociaciones. La idea para resolver la insolvencia es reestructurar la deuda, logrando que la persona o empresa enfrente dificultades financieras de manera eficiente. La reestructuración de negocios o recuperación comercial ayuda a implementar cambios efectivos para impulsar un negocio y liquidar las deudas existentes.