Nuestros patrones de pensamiento
El ahorro es posible incluso ante circunstancias inciertas. El ahorro es posible incluso cuando el exterior pinta turbio. El ahorro es posible incluso cuando el panorama global tiende a ser pesimista. El ahorro es posible si hacemos uso de aquellas estrategias que nos hacen sentido y que nos motiven a encaminarnos hacia una mejor calidad de vida.
El ahorro es posible si aprendemos a discernir. El ahorro es posible si aprendemos a ver la realidad externa y adaptamos nuestras estrategias. El ahorro es posible si ponemos atención a nuestros patrones de pensamiento y los usamos a nuestro favor.
Nuestros pensamientos son sumamente importantes. La manera en que percibimos la realidad está íntimamente relacionada con la manera en que visualizamos nuestro entorno. La realidad es distinta para cada persona, incluso cuando aparenta ser la misma para todos. La realidad se va tejiendo día a día y se conforma de aprendizajes y experiencias que vamos adquiriendo con el paso del tiempo. La realidad se adapta a las circunstancias, por lo que convencernos de que tenemos menos capital a nuestra disposición es clave para lograr un ahorro exitoso.
Nuestros pensamientos contribuyen a nuestro vivir cotidiano y dictan nuestro rumbo. Nuestros pensamientos guían nuestras acciones diarias, por lo que tener presentes nuestros gastos, evitará que realicemos compras por impulso. Nuestros pensamientos están alineados con nuestra realidad, por lo que es elemental voltear nuestra mirada hacia nuestro interior y decidir con inteligencia financiera.
El ahorro es viable si establecemos objetivos financieros claros, y si logramos visualizar nuestras metas. El ahorro es viable si aprendemos a verbalizar nuestras metas y a compartirlas con nuestro círculo cercano. La motivación es clave para ahorrar, por lo que es elemental saber si nos funcionan mejor las motivaciones intrínsecas o las motivaciones extrínsecas.
El ahorro es posible si aprendemos a ver nuestro presente como un punto de partida hacia un mejor futuro.