No hay salida fácil
El panorama económico a corto plazo pinta turbulento. El año en curso nos ha conllevado a una nueva normalidad a causa de una inminente crisis económica. La pandemia del Covid-19 comenzó como una crisis sanitaria que poco a poco ha escalado a una terrible crisis económica. Los analistas expertos proyectan un año entrando un tanto más complejo, prevén una pérdida de inversiones en nuestro país.
Los especialistas han analizado el tema financiero a profundidad y pronostican que, cuando las calificadoras internacionales conozcan la gran pérdida de Petróleos Mexicanos, podrían retirar el grado de inversión de la calificación crediticia de nuestro país. El presidente de Bursamétrica pronostica que México va a vivir una crisis económica inmedible. Los recursos financieros invertidos en valores gubernamentales por parte de inversionistas extranjeros tendrán una salida compleja y el impacto será sumamente negativo.
El Banco de México se une a las predicciones afirmando que actualmente hay cantidades monumentales de dinero invertidas en bonos gubernamentales que se perderán si México pierde su grado de inversión. Además, de acuerdo con el presidente de Bursamétrica, muchos inversionistas extranjeros tienen inversiones en forma de acciones y en diversos fondos de capital.
Una cosa lleva a la otra y se va construyendo una cadena, por la cual todos nos veremos afectados. La venta masiva de instrumentos financieros podría provocar un aumento significativo tanto en el tipo de cambio como en las tasas de interés. Es un círculo vicioso, un túnel sin salida, pues, según el presidente de Bursamétrica, “el incremento en el costo del dinero genera un mayor déficit fiscal y una menor inversión en la actividad productiva, que a su vez implica menor creación de empleo, de crecimiento y de recaudación fiscal, y mayor endeudamiento”.
No parece haber salida fácil y las proyecciones a futuro son poco alentadoras. Quizá el primer paso sea incentivar la inversión privada.