Las circunstancias cambian
La vida tiene altos y bajos, momentos más fáciles y momentos más complicados. Las circunstancias cambian, la vida es impredecible y en cualquier momento puede presentarse una situación inesperada. Las crisis financieras son un hecho evidente y llegan para sacudir nuestros planes. Independientemente de lo que suceda en el exterior, es fundamental mantener un equilibrio en nuestras finanzas personales.
Todos conocemos la importancia de tener un presupuesto, pero no todos lo tomamos en serio. Todos sabemos que es elemental tomarnos un tiempo para construir un presupuesto realista, un presupuesto que vaya acorde a nuestras necesidades y posibilidades, un presupuesto que sea personal y familiar, sin hacer comparaciones con otros. Hacer un presupuesto correcto es elemental. Hacer un registro de ingresos, egresos y gastos ayuda a tener nuestra vida financiera en orden. Cuestionarnos sobre lo que vale la pena, lo necesario y lo innecesario, es clave para lograr construir nuestro presupuesto ideal, siempre tomando en cuenta la realidad de nuestra situación financiera.
Muchos se quedan estancados tras hacer un presupuesto, pero consideran que es una tarea cumplida, como un ejercicio que no requiere seguimiento. La idea de un presupuesto es crearlo y llevarlo a cabo, pero esto requiere de autodisciplina. Una vez teniendo un presupuesto, es hora de tomar en cuenta el ahorro. La clave radica en dar el primer paso, sin importar la cantidad. Cada centavo suma y cada día estaremos más motivados a continuar ahorrando. Si logramos cubrir nuestras necesidades básicas y destinar un monto al ahorro, quizá también podamos apartar unos centavos más para no caer en endeudamientos. Las inversiones vendrán después, y llegarán para generar rendimientos y hacer que nuestro capital crezca.
Cada persona es un universo y opera de manera completamente distinta. La idea de fondo es tener bien administrado nuestro capital y hacer pequeños sacrificios que valgan la pena.