La pensión no será suficiente para el retiro
No es novedad que la juventud actual no piense en el retiro y en la jubilación como parte de su día a día. Los jóvenes actuales ven el futuro como algo muy lejano y muchos no se detienen a pensar en la calidad de vida que quisieran tener tras los años laborales que les esperan.
La Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro, conocida como Amafore, y la Firma Buendía & Laredo, realizaron una encuesta y llegaron a la conclusión de que los jóvenes actuales no muestran preocupación por sus años de retiro y jubilación debido a que muchos creen fehacientemente que algún familiar va a hacerse cargo de ellos. Muchos creen con firmeza que tienen el futuro comprado no les cuesta trabajo visualizar contratiempos en el camino. Al parecer, el ahorro y las inversiones no son conceptos que rondan dentro de las mentes de la juventud. Los jóvenes parecen tener otras prioridades en mente y viven al día, pensando más que nada en el momento presente y en el goce.
Es cierto que el gobierno ofrece pensiones a los trabajadores, sin embargo, no se puede depender completamente de ellas para vivir una edad de retiro digna. La cantidad monetaria no será suficiente para conseguir la misma calidad de vida que tienen actualmente. Por supuesto que no vivirán en situación de pobreza, sin embargo, el panorama no es como lo visualizan los jóvenes de hoy día. El esquema de Afores entra en juego, pero los ahorros generados de manera individual no serán suficientes. Quienes entran próximamente a la edad de jubilación, no lograrán alcanzar la calidad de vida que esperan. La pensión no será suficiente.
Quizá la solución sean los ahorros y las inversiones estables. Quizá las estadísticas abran los ojos de la juventud actual y logren un cambio real. Quizá las circunstancias de vida logren generar motivación intrínseca y extrínseca para alcanzar una independencia económica y una mejor calidad de vida tras los años laborales.
El ahorro formal nunca ha sido el fuerte de los trabajadores mexicanos. Las estadísticas apuntan a porcentajes muy bajos de personas que realmente se comprometen a hábitos sanos en el sector. Algunos logran sumergirse en una cultura del ahorro y una cultura de las inversiones, pero no con hábitos formales y sistemas tradicionales, sino a través de tandas, créditos, préstamos y guardaditos debajo del colchón.