La pandemia impacta a hogares de escasos recursos
La pandemia ha tenido un impacto significativo en la población mexicana, especialmente en las finanzas de las familias de bajos recursos. Muchas familias del sector más pobre de la población han tenido que recurrir a créditos para lograr hacer frente a la crisis económica. Muchas familias mexicanas se han visto en la necesidad de dejar de pagar tanto deudas, como algunos servicios básicos de sus hogares y han tenido que utilizar estrategias financieras que ponen en riesgo su patrimonio.
Según la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del Covid-19 en el Bienestar de las Niñas, Niños y Adolescentes (ENCOVID-19 Infancia), los hogares mexicanos con niñas y niños menores de edad se han visto obligados a recurrir a diversas estrategias para lograr hacer frente a la crisis económica derivada de la pandemia. Muchos habitantes del país han tenido que recurrir a ventas, pedir capital prestado, empeñar objetos de valor, así como dejar de pagar deudas y servicios básicos de sus hogares. Esto se traduce en mayores niveles de estrés y ansiedad financiera.
Las finanzas de muchas familias mexicanas de escasos recursos se han visto drásticamente impactadas por la crisis económica derivada de la crisis sanitaria. Las niñas, los niños y los adolescentes están viviendo las repercusiones económicas de manera exponencial. Cada día implica un nuevo reto y la falta de recursos está incrementando conforme pasa el tiempo. Cada día implica un reto económico y un reto sanitario que se está viendo directamente reflejado en una crisis alimentaria en los hogares mexicanos del sector más pobre de la población.
Muchos hogares mexicanos han optado por hacer uso de estrategias financieras que ponen en riesgo su patrimonio. Los menores de edad enfrentan un gran reto y, de acuerdo con las estadísticas, son los más vulnerables ante la crisis del desempleo y la pérdida de ingresos. La crisis económica y la crisis del desempleo está creciendo, especialmente en los hogares mexicanos de escasos recursos. El estrés y la presión por lograr satisfacer las necesidades básicas están en incremento constante. Y la historia no termina.