Sabiduría financiera
Hay tentaciones que nos incitan a gastar de más y ponen en riesgo nuestra estabilidad financiera. El mundo externo está lleno de estímulos que pueden afectar a nuestras finanzas personales, encaminarlas por vías inadecuadas y tumbar nuestra salud financiera. Muchas personas viven sobre un telón de incertidumbre y cuentan con poca educación financiera, por lo que muchas veces se dejan llevar por lo atractivo, sin pensar en las grandes repercusiones financieras que vienen implícitas.
Existen infinidad de técnicas que buscan atraer nuestra atención y motivarnos a vaciar nuestros bolsillos. La evidencia nos muestra que muchas veces caemos en trampas financieras que parecen atractivas en un inicio pero que se convierten en graves errores a largo plazo. Nos convencemos sin pensar, actuamos sin respirar y de pronto nos vemos envueltos en un embrollo financiero interminable.
Los seres humanos somos criaturas racionales y buscamos explicaciones lógicas a nuestros pensamientos y a nuestras acciones. Tendemos a buscar excusas, nos escudamos bajo premisas falsas e intentamos tapar nuestros conflictos financieros como si eso resolviera nuestra situación económica. Muchas veces creemos, confiamos y nos convencemos de locuras irracionales, sin darnos cuenta del daño que estamos causando a nuestras finanzas personales.
Si buscamos tener una buena salud financiera, debemos aprender a administrar nuestro capital de manera acertada. Debemos construir un presupuesto adecuado, tomar en cuenta nuestros ingresos y gastos y no desviarnos de nuestra realidad económica. Debemos pensar antes de actuar, gastar menos de lo que ganamos y evitar endeudamientos innecesarios.
Si pretendemos enderezar nuestros embrollos financieros y dar carpetazo a aquello que nos genera ruido interno, es elemental que nos escuchemos a nosotros mismos, que dejemos de caer en influencias externas y que confiemos en nuestra sabiduría financiera.
El mundo está lleno de trampas que pueden mermar nuestra capacidad financiera, por lo que es fundamental que tengamos conocimientos financieros sólidos y que nos actualicemos constantemente para evitar caer en ellas y no vernos envueltos en conflictos innecesarios y desbalances financieros.