No hay pretexto

No hay pretexto

Los seres humanos solemos poner pretextos de manera cotidiana, solemos encontrar trabas en donde no las hay y solemos encasillarnos en los mismos pensamientos una y otra vez. Los seres humanos tendemos a dar rodeos cuando no es necesario y muchas veces nuestras finanzas personales se ven estancadas por simples decisiones que podríamos haber tomado de manera distinta. 

Muchas veces ponemos pretextos y no ahorramos por miedo a perdernos de las experiencias de la vida. Muchas veces sentimos que, si ahorramos, nos estaremos perdiendo de grandes oportunidades momentáneas y dejaremos de gozar del presente. Muchas veces pensamos en nuestro bienestar actual y no nos detenemos a analizar nuestra vida integral, pues, de lo contrario, sería más fácil subirnos al tren del ahorro y encaminarnos hacia una mejor calidad de vida a futuro. 

Todos tenemos la capacidad de ahorrar y no hay pretexto que nos impida hacerlo. Todos podemos aprender sobre la marcha, adquirir nuevas herramientas y educarnos financieramente cuando nos quedemos cortos de estrategias. Todos podemos revertir un mal trago económico y retomar las riendas de nuestras finanzas personales, pero, para lograrlo, debemos conocer el terreno sobre el cual estamos parados, elaborar un presupuesto y encontrar aquellos gastos hormiga que solo nublan nuestras finanzas personales. 

Cualquier persona puede subirse al tren del ahorro y comenzar a gozar de los pequeños momentos de la vida. Cualquier persona puede cambiar su perspectiva, mejorar la relación que tiene con su capital y llenarse de hábitos financieros más sanos. Cualquier persona puede educarse financieramente, sumergirse en una cultura financiera más sana y nadar en aguas más estables, pero todo comienza con mentalizarnos y establecer bases sólidas que nos permitan pensar de manera distinta.

El ahorro es un concepto muy amplio y las alternativas son infinitas. El ahorro puede tener un significado distinto para cada persona, por lo que es buena idea analizar las alternativas, pensar en nuestra vida singular y adoptar las estrategias que mejor se adapten a nuestras metas financieras. Tanto el ahorro como las inversiones son fundamentales para tener salud financiera, para incrementar nuestra calidad de vida y para erradicar el estrés que puede causar una falta de educación financiera.