No hay porque descarrilarnos

No hay porque descarrilarnos

De pronto perdemos el control y sentimos que el mundo se nos cae encima. De pronto comenzamos a pensar en un mundo alternativo y podemos descuidar nuestras finanzas personales. De pronto la vida nos sorprende y nos da una fuerte sacudida. De pronto aparecen eventos inesperados que buscan transformar nuestra esencia. Nuestras finanzas personales no tienen porque sufrir las consecuencias y no tienen porque perder estabilidad, pero todo está en la manera en que nos organizamos y en la manera en que administramos nuestros recursos. 

Nuestra situación económica no tiene porque descarrilarse. Nuestra vida financiera no tiene porque verse afectada. Nuestra calidad de vida no tiene porque sufrir grandes caídas si aprendemos a tomar decisiones con inteligencia financiera y logramos encaminarnos hacia una mejor calidad de vida. 

Recordemos que somos seres complejos e integrales. Recordemos que somos criaturas de hábito y necesitamos de la rutina diaria para mantener estabilidad. Recordemos que somos seres humanos capaces de aprender y de adquirir nuevas estrategias que nos permitan mejorar. Recordemos que somos seres vivientes y que nuestras emociones tienen una gran influencia sobre nuestras finanzas personales. Recordemos que nuestra salud financiera tiene un impacto directo sobre nuestra salud emocional, por lo que conocernos a profundidad nos permitirá tomar mejores decisiones. 

Nuestra situación económica puede mejorar si logramos situarnos en una mentalidad más positiva. Nuestra vida financiera puede ser mejor si conseguimos una actitud más auténtica. Nuestras finanzas personales pueden tomar un rumbo más sano si tomamos responsabilidad por nuestros actos, construimos un presupuesto, creamos un fondo para emergencias y comenzamos a gastar con consciencia. Nuestra salud financiera puede incrementar considerablemente si buscamos fuentes adicionales de ingresos y si estamos al tanto de nuestros pasos. 

De pronto el ambiente que nos rodea puede dar un giro, pero nuestras finanzas no tienen porque verse afectadas. Todo depende de nuestro compromiso y del nivel de disciplina que pongamos en cada una de nuestras decisiones.