Del otro lado de la montaña

Del otro lado de la montaña

No siempre es fácil organizar nuestras finanzas personales y más cuando no contamos con la educación financiera adecuada. A veces es complejo entender el mundo financiero, conocer la raíz de nuestros conflictos con el dinero y poner un alto antes de caer en un agujero más profundo. En ocasiones nos cuesta trabajo implementar nuevos hábitos financieros, pues la inseguridad nos acoge y pocas veces sabemos lo que nos espera del otro lado de la montaña. 

No es sencillo cambiar el rumbo de nuestros pasos y dirigirnos hacia un destino distinto. Es difícil analizar nuestra situación económica sin la información suficiente y sin las herramientas adecuadas para hacerlo. Es complejo cambiar y percibir nuestras finanzas personales tras un lente positivo y más cuando nuestro pasado nos acecha y nos sentimos perseguidos por una vida financiera mal llevada.

El pasado es parte de nuestra vida y el eje de nuestras decisiones financieras. La manera en que aprendimos a percibir el dinero es clave en nuestra manera de actuar frente a nuestras finanzas personales. La forma en que establecimos límites financieros a edades tempranas puede marcar el rumbo de nuestra salud financiera, pero siempre hay algo que hacer para sanar las heridas y encaminarnos hacia la independencia económica. 

No podemos dejarnos llevar por nuestro pasado financiero y sentir que no tenemos remedio. No tenemos porque seguirnos flagelando por nuestras malas decisiones financieras. No tenemos que apegarnos a nuestros errores del pasado y seguir haciendo uso de herramientas y estrategias financieras poco funcionales, pero, para cambiar, necesitamos educarnos financieramente, innovar en materia económica y confiar en que del otro lado de la montaña nos espera una mejor calidad de vida. 

Aferrarnos a nuestros errores financieros nos mantendrá estancados en una realidad que puede ser modificada. Insistir en anclarnos al terreno sobre el cual estamos parados no nos permitirá crecer financieramente. Elegir no cambiar podría truncarnos el camino hacia el éxito económico y dejarnos fuera de la jugada, sin conocer lo que hay del otro lado de la montaña.