¿Cómo clasificar mis deudas?
La palabra deuda puede hacer que hasta la persona mejor administrada sienta temor, pero en realidad, todos hemos tenido deudas alguna vez y es muy probable que sigamos contrayéndolas por distintos motivos. Lo importante es distinguir que el problema de tener deudas es no aprender a administrarlas y que, en lugar de incrementarse, estas sean transitorias.
Existen diferentes tipos de deudas, de acuerdo con el tipo de gasto al que están asociadas. El primer paso para controlarlas es reconocerlas e identificar el nivel de compromiso y potenciales consecuencias que pueden traer.
El primer tipo de deuda es la deuda de consumo. Obtener estas deudas es bastante común ya que, actualmente hay un amplio abanico de establecimientos comerciales que proporcionan opciones de pago a plazos o en una sola exhibición, pero a través de una tarjeta de crédito. Lo que esto significa es que el objeto comprado no se liquida en el momento, por lo que se adquiere una deuda.
Otro tipo de deuda que, lamentablemente es bastante común es la denominada deuda de subsistencia. Esta deuda surge cuando no tenemos otra opción mas que endeudarnos para comprar lo indispensable antes de nuestra siguiente fecha de pago. Los gastos que se enfrentan al adquirir este tipo de deuda son usualmente productos básicos como comida, medicinas o transporte. Si bien esta deuda muchas veces es inevitable adquirirla, una mejor administración puede hacer que se reduzca o que desaparezca en el futuro.
El siguiente tipo de deuda es aquella que es apenas perceptible, pero a su vez peligrosa. La deuda hormiga es similar al gasto hormiga en el sentido en el que se genera de préstamos pequeños en pequeñas cantidades y con personas conocidas o comercios pequeños. Si bien es poco probable que este tipo de deuda genere problemas con instituciones grandes o autoridades, puede traer problemas importantes. La deuda hormiga es peligrosa porque suele ser fácil de olvidar.
En último lugar está una de las deudas más temibles: la deuda de apalancamiento. Esta obligación financiera se adquiere al pedir un préstamo con el fin de invertir ese dinero en alguna institución o negocio que, a mediano o largo plazo, genere más dinero. Este tipo de deuda es bastante común para el emprendedurismo, sin embargo, es riesgoso. Usualmente esa deuda se tiene con un banco, que cobrará intereses en caso de no pagar en el plazo especificado.
Las deudas son más comunes de lo que parecen, son parte del universo financiero. Reconoce las tuyas y convierte el deshacerte de ellas en una prioridad.