Cultura financiera: entre antes, mejor

Cultura financiera: entre antes, mejor

Parecería que la cultura financiera es un tema trivial, pero es sumamente importante. La cultura financiera no es algo a lo que se le da prioridad en nuestro país, al menos no dentro de las generaciones más jóvenes. Una de las razones es que los jóvenes generalmente se enfocan en el presente y no se detienen a plantearse metas claras de ahorro e inversión. Las expectativas de vida son cada vez más elevadas debido a los grandes avances tecnológicos, sin embargo, muchos jóvenes no le dan la importancia necesaria. Aunque parezca contradictorio, entre antes comencemos a ahorrar, menos tendremos que ahorrar.

Siguiendo sobre la misma línea, entre más temprano ingresemos a una cultura de ahorro e inversión, mejores resultados tendremos al final del camino. Los instrumentos financieros dedicados al ahorro permiten invertir el capital y generar rendimientos y si comenzamos a ahorrar y a invertir a edades tempranas, el tiempo para que se desarrolle la inversión será mayor, y, por consiguiente, los rendimientos también serán mejores. Entre más tarde comencemos a sumergirnos en hábitos de ahorro e inversión, el monto del capital que tendremos que aportar para alcanzar nuestros objetivos de ahorro serán mucho mayores, y como el tiempo será más corto, los rendimientos de la inversión también serán menores. ¡Hagamos consciencia!

Hay un sinfín de esquemas, por lo que es elemental hacer un análisis de las alternativas para elegir aquella que se acerque más a nuestras necesidades y posibilidades del presente, tomando en cuenta la calidad de vida que buscamos tener en el futuro. Como en todo proceso financiero, siempre existen riesgos latentes, sin embargo, el tener una clara noción de nuestras prioridades y el contar con la asesoría de un experto en el terreno, disminuye las posibilidades de riesgo. 

Unas por otras. Los primeros años laborales son difíciles a nivel económico y muchos podrían pasar por alto el tema del ahorro escudándose detrás de la idea de una situación económica apretada. Ampliando el panorama, los primeros años laborales tampoco traen consigo grandes responsabilidades, por lo que es el mejor momento para empezar a ahorrar. Los hábitos se van creando con el tiempo y la consistencia es clave. Una adecuada administración de nuestro capital en los primeros años laborales traerá grandes beneficios a futuro. Quizá las ganancias no sean inmediatas, pero a la larga, veremos frutos. 

La vida económica y financiera de cada persona es individual, por lo que armar un presupuesto, y seguirlo, es clave. Las metas de ahorro e inversión no deben ser basadas en grandes montos de dinero, pero sí deben ser alcanzables y consistentes. Es mejor ahorrar pequeñas cantidades de manera consistente que grandes montos que no logremos sostener a lo largo de la vida.