Producto Interno Bruto (PIB)

Producto Interno Bruto (PIB)

El Producto Interno Bruto (PIB) hace referencia al valor total de los bienes, servicios e inversiones finales producidos dentro de un país en un tiempo determinado y es una manera de medir el crecimiento financiero de una nación. El PIB busca impulsar la actividad económica de un país para generar crecimiento y obtener ingresos. El PIB es el resultado de la suma de bienes, servicios, inversiones y bienes que se producen dentro de un país.

Es importante mencionar que el Producto Interno Bruto (PIB) se compone de elementos clave, incluyendo inversión, consumo, gasto público, importaciones y exportaciones y solamente se enfoca en los servicios y bienes finales y que todos los elementos implicados en el proceso no son tomados en cuenta. No debemos perder de vista que los sectores que tienen mayor participación en el Producto Interno Bruto son: la industria manufacturera, los servicios inmobiliarios y el comercio. Asimismo, el Producto Interno Bruto de un país se calcula de forma anual, por lo que aquellos bienes y servicios producidos fuera del rango tampoco son contemplados. 

El PIB mide el crecimiento económico en porcentajes, lo que se le conoce como tasa de crecimiento del PIB. Cuando buscamos un crecimiento positivo en la tasa de PIB, esperamos mayores inversiones que promuevan la producción de más bienes y servicios, generen más empleos y fomenten la creación de mejores oportunidades para los ciudadanos. Por en contrario, cuando nos topamos con un crecimiento negativo del PIB, la actividad económica no aumenta y el país suele entrar en una recesión, afectando el desempeño económico interno, incrementando el nivel de desempleo y disparando los índices de pobreza.

Es relevante tomar en cuenta que el porcentaje del PIB nos ayuda a entender la salud de la economía de un país y la forma en que avanza internamente. Cuando el PIB muestra una evolución, sabemos que la productividad del país va por bien camino y el terreno es estable. Cuando las condiciones son óptimas, el país genera una mayor confianza, los ingresos de los trabajadores son estables y el consumo se mantiene. Cuando hay un crecimiento positivo del PIB, el ambiente financiero es favorable.