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Manteniendo la tendencia

La economía mexicana podría crecer e ir recobrando fuerza poco a poco, pero el proceso podría ser más lento de lo esperado a pesar de los pronósticos recientes. Hemos estado estancados durante muchos meses, las finanzas de nuestro país han sufrido un decrecimiento importante y la debilidad económica nos sigue acompañando.

Somos únicos

Cada persona necesita cosas distintas, pues las circunstancias varían y la situación va cambiando con el paso del tiempo. Cada ser humano es único e individual, pero todos necesitamos cosas específicas para tener una buena calidad de vida. Lo importante es entender que no son lo mismo nuestros gustos y nuestras necesidades, por lo que marcar una clara diferencia es esencial.

Tendencia alentadora

De pronto vamos avanzando hacia la recuperación económica de nuestro país, las piezas del rompecabezas se van acomodando y el turismo comienza a llegar. Las buenas noticias aterrizan, el panorama económico se vuelve más optimista y vemos la crisis financiera tras una mirada más positiva.

Reestructurando nuestras finanzas

Solemos pensar que nuestras finanzas personales están bajo control y que tenemos todo en nuestras manos. Tendemos a imaginar que conocemos todos los factores involucrados en nuestro ambiente financiero, pero la realidad es muy distinta. Creemos que nuestra economía está fríamente calculada y que sabemos manejarla a la perfección, pero de pronto surgen imprevistos y es ahí cuando empiezan las complicaciones.

Factores en juego

La inversión es clave para recuperar las finanzas de nuestro país, pero no hemos logrado concretar estrategias que nos permitan impulsarla. No conseguimos recuperar nuestro grado de inversión y los inversionistas nacionales y extranjeros permanecen escépticos. La inversión sufrió una gran caída y las repercusiones sobre la economía mexicana siguen saliendo a la luz, pues los aparentes esfuerzos por recuperar lo perdido no han rendido frutos.

Rumbo al éxito

Cuando nos faltan límites surgen problemas y nuestras finanzas personales pueden sufrir las consecuencias. Cuando no logramos poner un freno, nuestro ser interno puede salirse de control, nuestras finanzas personales pueden desestabilizarse y los conflictos financieros pueden invadir nuestros días. Las preocupaciones pueden aumentar, el estrés financiero puede crecer y podemos vernos inmersos en un laberinto sin escapatoria.

Cerrando la mala racha

Podemos esperar una mejor economía para nuestro país, pero no debemos bajar la guardia, pues aún enfrentaremos retos y cruzaremos fronteras. Los pronósticos respecto al crecimiento de la economía mexicana podrán ser mejores, pero el panorama aún es turbio y no tenemos certeza sobre lo que nos espera en los próximos meses. La reciente reactivación económica podría brindarnos indicios de una mejoría, pero no tenemos claridad sobre el futuro financiero de nuestro país.

Mayor claridad

No podemos vivir privándonos de los placeres de la vida, sin disfrutar del momento y sin escuchar a nuestra intuición financiera. Es imposible vivir sin culpa financiera, pero podemos encontrar un punto medio, conocer nuestros recovecos más profundos y actuar con base en nuestro estilo de vida. Es importante que nos mantengamos informados y que apliquemos nuestros aprendizajes financieros a nuestras decisiones cotidianas, pues es la única manera en la que lograremos enderezar nuestro caos financiero e incrementar nuestra calidad de vida.

Suben y bajan los pronósticos

Los pronósticos se van actualizando y la economía mexicana va avanzando. Las subidas y bajadas son constantes, la volatilidad financiera aparece de pronto y la crisis económica no logra resolverse. Distintas economías alrededor del mundo siguen viviendo las consecuencias de la pandemia y algunas van rumbo a la recuperación.

Brinquitos continuos

Una cosa es lo que pensamos y otra muy distinta es la acción que tomamos. No es lo mismo visualizar nuestras metas financieras que elaborar un plan de acción. No es igual imaginar nuestra calidad de vida a futuro que someternos a un presupuesto previamente elaborado. Una cosa es pretender que tenemos nuestras finanzas personales bajo control y otra muy distinta es realmente comprometernos con nuestra vida financiera.