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Cuando perdemos estabilidad financiera

Cuando perdemos estabilidad financiera, entramos en una etapa de duelo. Negamos nuestra situación económica, nos enfurecemos con el medio ambiente y nublamos nuestra claridad. Cuando el panorama financiero externo se torna complejo, perdemos nuestra capacidad de decidir con inteligencia financiera, culpamos a otros por nuestros propios errores financieros y todo se vuelve un círculo vicioso.

A la vuelta de la esquina

Las expectativas de crecimiento económico van cambiando y van avanzando hacia una perspectiva más optimista. El Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro país podría rebotar debido al proceso de aplicación de la vacuna contra el Covid-19 y al crecimiento económico de Estados Unidos. Los pronósticos parecen ser más certeros y nos llenan de optimismo, pero no debemos confiar aún.

Si sabemos lo que buscamos, será más fácil encontrarlo

No se trata de nuestro nivel de ingresos ni de nuestra riqueza acumulada. No se trata de dar un giro radical a nuestra vida financiera sin sustento, sino de elegir el camino más adecuado. No se trata de revertir nuestros errores financieros del pasado sin entender la raíz del conflicto, pues lo que reparamos por encimita, saldrá por otro lado.

Pausa relativa

Las deudas crecen y los efectos económicos de la pandemia van al alza. Las afecciones de un mal manejo de la pandemia siguen brotando y no logramos contener la gran debacle económica. La crisis financiera que aterrizó en nuestro país no logra estabilizarse, los números varían sin parar y la fragilidad económica se mantiene presente. El endeudamiento es insostenible, una crisis va llevando a otra y no logramos poner freno a esta compleja capa financiera que nos invade.

Hábitos que nos meten el pie

Nuestros hábitos financieros guían nuestro camino, por lo que es elemental que implementemos estrategias positivas que nos permitan mantener control sobre nuestras finanzas personales. Es vital que tengamos una educación financiera sólida, que nos informemos constantemente y que aprendamos a detectar los hábitos que arruinan nuestra economía.

Los efectos de una gran caída

La pandemia suscitó una gran caída económica y los mercados financieros se pusieron de cabeza. Las repercusiones siguen presentes y algunos sectores se vuelven a ver afectados por la crisis económica. Las afecciones no ceden y las acciones de algunas empresas se disparan nuevamente, pues muchas han bajado la guardia y la catástrofe económica no se despide.

Cuando nos damos de topes

A veces estamos financieramente estables, pero en ocasiones perdemos control sobre nuestras finanzas personales y sentimos que el mundo nos cae encima. Muchas veces logramos mantener un equilibrio en nuestros bolsillos, nuestra vida financiera fluye y el universo se acomoda ante nuestros ojos, pero de pronto el panorama se complica, entran nuevos factores al terreno de juego y nuestra situación económica sufre las consecuencias. Aunque todo parezca estar bajo control, a veces no nos alcanza el dinero y es ahí cuando nos damos de topes y sentimos que damos vueltas en un espiral sin salida.

No nos movemos

La economía mexicana ha sufrido grandes pérdidas en el último año y el rumbo hacia la recuperación ha sido más complejo de lo esperado. Las finanzas de nuestro país siguen devastadas y el crecimiento económico está lejos de ser una realidad. La desigualdad sigue presente, la pobreza extrema permanece y el crecimiento económico es un tanto disparejo. La clave del éxito radica en trazar un plan de acción acertado que nos permita caminar a la par, pero el trayecto no será sencillo.

Es elemental que encontremos el motor adecuado que nos permita impulsar el crecimiento económico de nuestro país, generar más empleos y crear condiciones laborales óptimas. Es esencial que logremos mitigar los efectos económicos sobre las familias mexicanas que viven en pobreza extrema y conseguir que la población más vulnerable de nuestro país se desarrolle. Es vital encontrar el camino óptimo hacia la recuperación, pues el tiempo es oro y se nos está terminando.

El comercio es esencial, la tecnología es vital y la inclusión financiera no puede quedarse atrás. Necesitamos impulsar el comercio mexicano, crear nuevas fuentes de empleo y recuperar los niveles que gozaba el mercado laboral antes de la pandemia. Necesitamos encontrar la manera de estabilizar la crisis económica y adoptar estrategias que nos permitan impulsar las finanzas de nuestro país, pues estamos en tela de juicio y las pérdidas siguen en el aire.

Perdimos nuestro lugar en el radar de inversión, los inversionistas nacionales y extranjeros dejaron de confiar y el constante cambio de reglas internas no ayuda a mejorar la situación. Si buscamos un crecimiento económico real, es esencial que nos reintegremos a las redes comerciales globales y que vayamos caminando hacia la recuperación económica de nuestro país con solidez.

Las pérdidas siguen en el aire, las aguas están fuera de control y la crisis económica se mantiene en pie. Los cambios han sido constantes, la confianza en la inversión está perdida y vivimos en un estancamiento económico importante. Un pequeño impulso podría hacer una gran diferencia, pero todo está en tela de juicio, pues no buscamos movernos de lugar.

La variedad del universo humano

El universo humano es sumamente variado y no hay dos individuos que se encuentren en la misma situación. Las finanzas personales son individuales y cada persona las vive y las maneja de manera distinta. Las motivaciones intrínsecas y extrínsecas varían, la forma en que cada ser humano percibe el dinero cambia y la relación de cada individuo con el mundo financiero se renueva constantemente.

Estabilizando las aguas

Los números van y vienen, las cifras suben y bajan, la pandemia infiltró en distintos sectores laborales, pero el salario mínimo parece mantenerse. La vida de millones de familias mexicanas dio un giro radical, el amanecer llegó y un sinfín de trabajadores quedaron parados entre la espada y la pared. La crisis económica fue creciendo, la caída financiera fue aumentando y los datos dejaron de coincidir con la realidad económica de nuestro país.