Ya había tierra
Es una realidad que la pandemia llegó y comenzó a arrasar con cuanto se le puso enfrente. Podemos pensar que el virus generó grandes embrollos financieros, pero hay varios factores que debemos tomar en cuenta, pues el pequeño virus no carga con toda la responsabilidad económica de nuestro país. Los grandes errores financieros cometidos en el pasado comenzaron a salir a la luz, las estrategias mal llevadas surtieron efecto y poco a poco nos dimos cuenta de las dificultades económicas que teníamos guardadas.
Las malas decisiones del gobierno federal nos fueron abriendo los ojos, nos enfrentaron a una cruda realidad económica y se encargaron de desgastar las finanzas de nuestro país. Los errores constantes y las invariables fallas nos fueron guiando por las vías equivocadas. La desaparición del Seguro Popular causó una gran debacle económica y la pobreza incrementó.
Empezamos a ver un panorama más turbio, retrocesos en distintos sectores y complejidades económicas que no imaginábamos. El escenario se fue complicando, la nueva normalidad fue más tajante de lo que esperábamos y la población más pobre de nuestro país creció.
Los niveles de pobreza extrema se dispararon, el desempleo se desató y la subocupación laboral aumentó considerablemente. Los ingresos de millones de familias mexicanas sufrieron recortes importantes, los salarios de infinidad de trabajadores disminuyeron y la crisis sanitaria acrecentó.
Los efectos de la nueva variante delta se infiltra en nuestra economía, los servicios de salud no son del todo eficientes y el plan de vacunación va lento. El presupuesto no alcanza y el golpe a las familias con menores ingresos ha sido monstruoso.
Podemos echarle la culpa de la crisis económica a la pandemia y atribuir los grandes errores gubernamentales al pequeño virus. Podemos imaginar que la crisis sanitaria desencadenó este tremendo caos financiero, pero la realidad es que ya había un camino terroso antes de que apareciera.