Embrollo en las pensiones
El programa Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores es un derecho constitucional, pero muchos no logran incorporarse por distintas razones. El programa anunció recientemente que ha dejado fuera a un sinfín de personas que no parecen cumplir con los requisitos estipulados. La población atendida por este programa ha disminuido con el paso del tiempo y el programa no ha avanzado al ritmo deseado.
El programa no ha resultado ser del todo eficiente y se han detectado fallas importantes durante los últimos meses. Infinidad de habitantes de nuestro país se han quedado sin este beneficio y han sufrido un impacto económico significativo. Muchos adultos mayores viven en condiciones de pobreza extrema y no logran cubrir con sus necesidades básicas, pues las puertas se han ido cerrando y no han recibido el apoyo gubernamental que esperaban.
El panorama económico se complica y no encontramos solución. La magnitud de la crisis es cada vez más evidente, las pérdidas monetarias se van sumando y las condiciones van dejando de ser óptimas. La crisis financiera crece, la pobreza extrema se dispara y el programa de pensiones no arranca al ritmo esperado. No parece haber pagos en marcha y la economía de muchas familias mexicanas se va deteriorando.
El escenario cambió y recientemente fue anunciada una modificación en el programa federal de la pensión para adultos mayores. Nuestro primer mandatario aseguró que la pensión para los adultos mayores será garantizada a la población que supere los sesenta y cinco años de edad, y no a los sesenta y ocho años, como estaba estipulado ante la ley.
La economía mexicana sufre un nuevo golpe y los errores del pasado no dejan de aparecer. De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), las pensiones podrían crecer y los efectos sobre la economía mexicana serían monstruosos.
De nuevo volvemos a lo mismo, no logramos concretar estrategias para evitar los grandes daños financieros y el costo de las pensiones sigue incrementando. Los especialistas pronostican un colapso fiscal que podría evitarse con una reforma tributaria y una reforma pensionaria. Es el cuento de nunca acabar.