Una buena práctica financiera
Una buena administración financiera requiere de un cierto orden que se va logrando a partir de la experiencia. Nadie nace siendo experto, pero la vida nos va poniendo retos a través de los cuales logramos incorporar aprendizajes significativos que nos serán de gran utilidad. Llevar un control adecuado sobre nuestras finanzas personales es esencial.
Lo primero que debemos hacer es considerar una clara división de nuestros ingresos. Entender a profundidad lo que son los gastos fijos, los gastos variables y el ahorro es elemental para lograr un mejor manejo de nuestro capital. El tener porcentajes relativamente estables dentro de nuestro presupuesto nos permite tener una visión más amplia y un panorama más claro sobre nuestra situación económica. Esto conlleva a tomar mejores decisiones dentro del ámbito financiero, lo cual, a la larga, se traduce en una estabilidad económica y una libertad financiera.
A modo de información general, los gastos fijos son aquellos que debemos cubrir, sí o sí. Es importante que tomemos este tipo de gastos con seriedad y que mes a mes logremos liquidarlos de manera natural. El tener una noción clara de estos gastos nos brinda seguridad, pues si surgiera algún imprevisto, el conocer con exactitud el monto de estos egresos, nos ayudará a armar un presupuesto de emergencia. Por lo general, estos gastos deben sumar un máximo del cincuenta porciento de nuestros egresos, pues, de lo contrario, estaríamos viviendo por encima de nuestras posibilidades y nuestro riesgo de inestabilidad económica aumentaría de manera drástica.
Continuemos con los gastos variables, los cuales varían de mes a mes, pero que igual tenemos la obligación de cubrir. Este rubro no deberá superar el treinta porciento de nuestros ingresos para lograr mantener una estabilidad financiera.
Finalmente llegamos al ahorro, un tema controversial. Un pequeño porcentaje deberá estar destinado a este ámbito; algunos dicen que debería ser el diez porciento, otros, el veinte porciento. Cada uno deberá evaluar su situación personal. Aquí mismo entra el ahorro de un fondo para emergencias y el ahorro para alcanzar metas a corto, mediano y largo plazo.
En fin, todo esto para hablar de la famosa práctica del 50/30/20.