Nuestra visión ha cambiado
Las finanzas personales de muchas familias han sufrido un giro radical. La manera en que ahorramos y gastamos es distinta. La nueva normalidad ha marcado una gran diferencia en nuestra percepción y nos ha orillado a ver la vida con una óptica distinta. Los ingresos han sufrido un impacto significativo. Algunos se han perdido completamente, mientras que otros se han reducido de manera considerable.
Los pilares de la economía se han modificado. Nuestros ingresos se han visto afectados. La manera en que gastamos, ahorramos e invertimos ha dado un giro radical. Nuestras finanzas personales han tenido que adaptarse a la nueva normalidad y muchos de estos cambios podrían ser permanentes. Ahora más que nunca vemos la importancia de ahorrar e invertir. Ahora más que nunca hacemos conciencia sobre la importancia de una buena administración de nuestras finanzas personales. Ahora más que nunca entendemos que tener bases de educación financiera es esencial para lograr hacer frente a imprevistos.
El presente es incierto y el futuro no parece verse muy distinto. Quizá incrementen las solicitudes de crédito, pues las circunstancias demandarán una nueva visión. La manera en que compramos ha cambiado. Muchas personas deciden no tomar riesgos adicionales y adquieren solamente lo esencial. Las prioridades han cambiado y ahora hacemos uso de nuestro capital de manera distinta.
Algunos han tenido que adaptar sus presupuestos a una nueva realidad para mantener estables sus finanzas personales. Algunos otros han tenido que hacer uso de sus fondos para emergencias. Muchos han tenido que recortar sus gastos cotidianos. La nueva normalidad nos ha forzado a actuar sobre nuestras finanzas personales y a darnos cuenta de que una buena administración financiera nos facilita el camino de manera considerable.
La nueva normalidad traerá consigo grandes cambios, por lo que mantener nuestras finanzas personales bajo control nos ayudará a transitar hacia la nueva realidad con más libertad.