No hay pretexto para no ahorrar
Los hábitos se van formando poco a poco en base a experiencias que vamos viviendo a lo largo de la vida. Las prioridades van cambiando de manera paulatina pero contante, por lo que es sumamente importante estar al tanto de nuestro entorno. La cultura del ahorro es uno de esos hábitos que debemos adquirir y sacar provecho. Quizá en un inicio pueda ser tedioso y requiera de un esfuerzo adicional, sin embargo, los beneficios que se obtendrán a la larga valdrán la pena.
La cultura del ahorro es inmensa y las estrategias que existen para lograr formar parte de ella son infinitas. Hay estrategias sumamente útiles, aunque lo realmente importante es conocernos a nosotros mismos para utilizarlas de manera adecuada. Un primer paso podría ser apartar un pequeño porcentaje de los ingresos y destinarlos directamente al ahorro. Este porcentaje puede variar de persona a persona, pues las circunstancias de vida son distintas para cada ser humano. Las necesidades y posibilidades varían, por lo que tener claras nuestras prioridades es elemental. Para la gran mayoría, el diez porciento del salario recibido de manera mensual será suficiente para forjar bases solidas dentro de la cultura del ahorro.
Excusas hay muchas y quizá la principal sea la falta de capital sobrante. Si vemos nuestra realidad financiera tras una óptica más clara, quizá podamos ver los beneficios del ahorro y las inversiones y adaptar ambas culturas a nuestra vida. “No me alcanza” no es una excusa suficientemente aceptable, pues siempre es posible destinar un monto al ahorro. La clave del éxito está en adaptar los ingresos personales a nuestro estilo de vida y priorizar aquellas cosas que realmente valen la pena. La felicidad no radica en la cantidad de objetos que poseemos. Si “no me alcanza” sigue siendo un pretexto, siempre hay maneras de conseguir ingresos adicionales. El que busca, encuentra.
Es sumamente importante centrarnos en el presente y tomar en cuenta nuestra realidad financiera. El entorno y las circunstancias varían de persona a persona, por lo que es fundamental no vivir con gastos demasiado altos con relación al nivel de ingresos. Un buen presupuesto es clave para lograr administrar el capital de manera adecuada. Dentro de este presupuesto, es vital hacer una clara distinción entre gastos fijos y gastos variables para lograr hacer consciencia de los gastos mensuales. Aprender a vivir gastando menos es un principio que muchos podríamos adoptar.
El tiempo juega a favor del ahorrador y en contra del derrochador. Después de todo ahorro, el paso natural son las inversiones, por lo que entre antes comencemos a ahorrar, antes gozaremos de los beneficios de nuestro esfuerzo. Una vez que nuestro capital esté invertido, comenzaremos a ver como crece y genera rendimientos.
Todo pasa por algo y todo se acomoda en el momento adecuado. La paciencia, la constancia y la auto disciplina son elementos que no pueden faltar dentro de las finanzas personales. Lograr sumergirnos en una cultura de ahorro e inversión requiere de esfuerzo, pero al final del camino, todo va a haber valido la pena.