La influencia del pensamiento y el lenguaje en las finanzas personales

La influencia del pensamiento y el lenguaje en las finanzas personales

Cada individuo tiene su manera de hacer las cosas y adquiere estrategias acordes con su estilo de vida personal. Dentro del mundo de las finanzas personales, es elemental tomar una actitud positiva y utilizar el lenguaje adecuado con la finalidad de lograr alcanzar los objetivos y metas establecidas. La manera en que hablamos y pensamos tiene un gran impacto sobre nuestras acciones y decisiones. Con la administración del capital sucede lo mismo. La manera en que hacemos uso del dinero depende, en gran medida, de nuestra manera de pensar sobre el mismo. El tener una buena organización económica es innato para algunos y un aprendizaje adquirido para otros. 

Las emociones asociadas a temas económicos y financieros influyen dramáticamente sobre la forma en que ahorramos, invertimos, gastamos y compramos. Es fundamental hacer un cambio en nuestra mentalidad para lograr incentivar el ahorro, fomentar las inversiones y lograr hábitos financieros sanos.

El tener claro el panorama de la situación financiera actual es crucial. Priorizar es sumamente importante. Hacer un registro detallado de ingresos y egresos es elemental. El establecimiento de metas a corto y largo plazo es fundamental. Los especialistas en el área de finanzas personales recomiendan crear una lista dividida en dos grandes rubros. Por un lado, sugieren anotar el saldo actual de las cuentas bancarias, así como las inversiones realizadas. Por otro, sugieren apuntar las deudas. Al finalizar este registro, la persona tendrá una idea clara del valor de su patrimonio, el cual se obtiene restando la segunda lista de la primera. 

Tras un registro de gastos detallado, los expertos proponen realizar una planeación de gastos mediante la cual la persona logrará tomar control sobre su capital. Muchos individuos piensan que el dinero los controla, sin embargo, al modificar este pensamiento, es mucho más fácil establecer hábitos de ahorro e inversión sanos, así como una estabilidad económica. El rumbo que toma nuestro capital debería partir de nuestras decisiones y no al revés.