De hábitos malos a hábitos buenos
No todos tenemos buenos hábitos cuando a dinero se refiere. No todos logramos tener salud financiera. No todos sabemos administrar nuestros recursos de manera eficiente y no todos conseguimos el éxito financiero. La diferencia entre aquellos que consiguen solidez y estabilidad en su vida financiera radica en la manera en que se organizan, las herramientas con las que cuentan, las estrategias que conocen, y más que nada, los niveles de auto disciplina y paciencia que logran.
Cada persona crea su propia realidad. Cada persona ve el mundo de manera distinta. Cada persona tiene una percepción diferente de la vida y adapta su plan financiero a sus propias necesidades y posibilidades. Cada individuo es singular y único. Cada ser humano es irrepetible. Cada sujeto piensa y opera de manera distinta, por lo que es fundamental encontrar las estrategias adecuadas para el momento preciso.
Existen infinidad de factores que tienen influencia sobre nuestra vida financiera. Existen innumerables elementos que juegan a favor o en contra de nuestras finanzas. Existen un sinfín de componentes que impactan nuestra salud financiera y contribuyen a que sea más sencilla o más compleja. A pesar de que hay muchos factores en juego, el hecho de tener mayores o menores conocimientos referentes a nuestras finanzas se reduce a la educación financiera que recibimos desde nuestros primeros años de vida.
Nuestro entorno también juega un papel fundamental en nuestras decisiones financieras. La sociedad en la que vivimos nos impulsa a gastar, a consumir y a ver el dinero como una de las cosas más importantes. La actualidad nos incita a gastar sin pensar, a consumir sin conciencia y a ver nuestras finanzas personales como nuestro enemigo.
La realidad es que siempre podemos voltear nuestra perspectiva y reeducarnos financieramente. La realidad es que siempre podemos mejorar nuestras finanzas personales y conseguir la calidad de vida que buscamos. La realidad es que siempre podemos implementar nuevos planes y estrategias y planificar a futuro. La realidad es que siempre podemos transformar nuestros hábitos malos en hábitos buenos.