Entendiendo la raíz del ahorro
La capacidad de ahorro va en torno a dos vías. Por un lado, están involucrados factores psicológicos, genéticos y elementos relacionados con experiencias previas. Por otro lado, está la región a la cual pertenecemos y el lugar de donde venimos. Todo influye y todo tiene un impacto sobre la manera en que actuamos y nos comportamos. Nuestro aprendizaje va en torno a lo que vivimos, lo que vemos y lo que escuchamos. Las finanzas personales son elementales dentro de nuestro vivir cotidiano, y darles una connotación positiva hace una gran diferencia.
Los métodos de ahorro e inversión que elegimos están sumamente relacionados con nuestra historia de vida, con la manera en que aprendimos a manejar nuestro capital, con la manera en que administramos nuestras finanzas y con la forma en la que nos organizamos. Por supuesto que también existen factores externos, como la falta de confianza en los sistemas financieros de nuestro país de origen. Las crisis financieras y las corridas bancarias generan desconfianza.
Otro factor que debemos considerar en la manera en que ahorramos tiene que ver con la baja alfabetización financiera que existe en algunas regiones. La baja alfabetización financiera provoca que tengamos pocos conocimientos de educación financiera, lo que conlleva, una vez más, a desconfiar de las entidades bancarias.
Hay quienes tienen una propensión genética al ahorro, y hay quienes distan de ella. La genética juega un papel importante, pero no es determinante, puesto que la educación financiera se puede adquirir con el paso del tiempo. La inercia y la falta de atención son dos factores que tienen gran influencia sobre las decisiones que tomamos en torno al ahorro.
En fin, podemos lograr un ahorro estable y progresivo si entendemos la raíz de nuestra manera de operar. Podemos adquirir estrategias y herramientas que nos permitan sobrepasar aquello que nos frena el camino hacia unas finanzas personales sanas.