Cimentando una educación financiera
Las circunstancias de vida van cambiando, por lo que es fundamental tener y fomentar hábitos de ahorro sanos. Ser parte de una cultura financiera sana nos ofrecerá grandes beneficios a futuro. Involucrar a los pequeños ciudadanos en mundo en un círculo financiero sano los convertirá en ciudadanos responsables que contribuirán a crear una mejor sociedad. Enseñar a nuestros hijos a ahorrar es una manera de invertir, especialmente en momentos de incertidumbre financiera, en donde lo que buscamos es fomentar una cultura de ahorro sano que será de gran utilidad a largo plazo.
Los hábitos que se forman durante los primeros años de vida tienden a permanecer por toda la eternidad. Los hábitos anclados a experiencias positivas se solidifican con el paso del tiempo y logran convertirse en beneficios a futuro. Invertir en educación financiera es una manera inteligente de hacer uso de nuestro tiempo y de nuestros recursos, pues conseguiremos herramientas que nos ayudarán a ser más competitivos.
Los momentos de incertidumbre son momentos de aprendizaje. Las situaciones inciertas nos incitan a mirar hacia el futuro con una perspectiva distinta. La volatilidad del día a día nos ofrece instrumentos financieros y herramientas tecnológicas que podemos usar a nuestro favor. Elegir los productos y servicios financieros que vayan acordes con nuestro estilo de vida es esencial, ya que nos abrirá las puertas a un horizonte distinto.
La vida está hecha de pequeños momentos cotidianos que nos aportan conocimientos y aprendizajes. La vida está hecha de detalles que nos enseñan a ahorrar y a invertir. La educación financiera será más exitosa si la incluimos en las actividades cotidianas, logrando anclar el aprendizaje de manera más significativa. Cimentar bases sólidas de educación financiera en nuestros pequeños es la mejor forma de invertir en un futuro más certero. Transmitir fundamentos financieros desde edades tempranas se traducirá en un éxito rotundo en la vida de nuestros pequeños.