Invirtiendo sin prisa

Invirtiendo sin prisa

Todo proceso conlleva a un aprendizaje y muchas personas se dejan llevar por aquello que escuchan de afuera, en lugar de escuchar su voz interior. Para lograr una independencia financiera es necesario seguir un camino, el cual, evidentemente, será distinto para cada persona. Es elemental tener en cuenta que el ahorro y las inversiones son el inicio de ese sendero y, para lograr éxito en el terreno, es fundamental tener nuestras finanzas personales en orden. 

Dentro del mundo de las finanzas personales debemos llevar las cosas con calma, pues la prisa no nos lleva a nada bueno. El ahorro y las inversiones requieren de constancia y paciencia y, tanto el recorrido como la meta de cada individuo, serán distintos. Las inversiones buscan alcanzar una buena rentabilidad, pero la definición de “buena rentabilidad” varía de persona a persona. El porcentaje de retorno no será el mismo para cada individuo; el tiempo tampoco. La idea detrás de las inversiones es ir construyendo un colchón con el tiempo. 

Las entidades bancarias han innovado a lo largo del tiempo y ahora hacen uso de fondos, los cuales son como un carrito de compras que cuenta con productos diversificados. La diversificación de productos permite mitigar los riesgos y ofrecer mejores rendimientos que los depósitos tradicionales de antaño. A pesar de que la rentabilidad es mejor, el valor de los productos tiende a ser más volátil, pues los mercados financieros no son estáticos. Unas por otras. La idea general es que las instituciones bancarias ofrecen productos a largo plazo, logrando mejores beneficios en términos de inversiones. 

Las inversiones son mucho más de lo que imaginamos. Las inversiones nos permiten formar parte de las acciones de una empresa y nos permite formar parte de algo que es perceptible, a pesar de que el valor depende de las ganancias futuras. Las inversiones conllevan a riesgos sobre los cuales no tenemos control. La única certeza que tenemos en términos financieros es la inflación, pues logra que nuestro capital pierda su valor a través del tiempo. Aquí nos topamos con un gran aprendizaje: el capital que no gastemos, hay que invertirlo, pues ahorrarlo trae consigo un riesgo latente. 

Encontraremos una infinidad de alternativas sobre lo que podemos hacer con nuestro capital para disminuir riesgos; un primer paso podría ser invertir en fondos. La lista de posibilidades es interminable, por lo cual sería importante analizar las opciones y elegir aquella que más se acerque a nuestras necesidades y posibilidades.