Un abismo entre la teoría y la práctica

Un abismo entre la teoría y la práctica

Podemos conocer el mundo financiero a detalle, tener clara la teoría e intentar aplicar nuestros conocimientos financieros. Tenemos la capacidad de analizar nuestra situación económica presente, visualizar nuestro futuro financiero y establecer metas concretas. Podemos encontrar nuevas estrategias e incorporar elementos que nos permitan estabilizar nuestras finanzas personales, pero la teoría y la práctica son muy distintas. 

Hay un abismo entre lo que sabemos que debemos hacer para tener salud financiera y lo que realmente hacemos en nuestro día a día. No siempre logramos nuestros objetivos, nos escudamos tras justificaciones ilógicas y de pronto nos encontramos sumergidos en un universo financiero desconocido. Nuestra vista se nubla, nuestras finanzas personales sufren un desbalance y el estrés financiero se dispara. 

Conocer no es lo mismo que incorporar nuestros aprendizajes a nuestro vivir cotidiano. Saber el camino no es lo mismo que aplicar nuestros conocimientos financieros. Vivir en plenitud requiere de un gran esfuerzo, de altos niveles de auto disciplina y de constancia en nuestros pasos por el camino de las finanzas personales. 

Las compras que hacemos por impulso pueden no tener un efecto inmediato sobre nuestras finanzas personales, pero, a la larga, esos pequeños actos se van acumulando y las repercusiones sobre nuestra vida financiera son monumentales. El impacto de una mala organización en materia financiera puede dañar considerablemente a nuestras finanzas personales, por lo que es fundamental que hagamos una pausa antes de adquirir nuevos productos o servicios y que respiremos profundamente antes de dar el siguiente paso.  

El efecto de comprar sin razón lógica se va acumulando y nuestras finanzas personales se van dañando lentamente. Vamos almacenando malas decisiones financieras, perjudicamos nuestras finanzas personales y nos salimos del carril de la salud financiera. Encontramos estrategias, pero no siempre las utilizamos, pues suele haber un abismo entre la teoría y la práctica y no es fácil cambiar nuestros hábitos financieros.